Hasta ahora hemos hablado relativamente bien de Google, y en lo personal apoyo su conducta, hay que luchar tenazmente contra aquellos que quieren (y lo hacen) menospreciar derechos humanos fundamentales. Sin embargo, está la otra cara del asunto.
Los chinos seguirán defendiendo su punto de vista estricto, quieren poner mucha atención a la ‘ciberseguridad’, especialmente después de ver que en países como Irán, también estrictos en este sentido, el uso de Twitter ha dado más de un problema.
En contra de Google, por otro lado, hay que decir que rompió un acuerdo firmado en 2005 por el que aceptaba la censura china. También está el asunto de que la empresa de Mountain View podría haber empezado esta especie de contienda a causa de no haber podido dominar el mercado chino de las búsquedas en Internar, puesto que pertenece al buscador local Baidu. Aunque esto no es más que una conjetura.
Al final, en cuanto a Google, ¿quién dice que realmente la solución contra la censura sea romper acuerdos y quitar deliberadamente las limitaciones de las páginas propias redireccionando a otras en países sin censura, algo a que nos referimos también en el número de Marzo?
Y respecto al gobierno chino, ¿quién dice que la solución para la ciberseguridad (si es eso lo que buscan en vez de dominar convenientemente a la población) sea limitar el acceso a sitios webs determinados o atacar derechos fundamentales con penas de varios años a cualquier chino que viole la censura?
Son preguntas sobre las que se puede pensar mucho y, como ambos contendientes, no llegar a ninguna respuesta satisfactoria para todos.