Ramiro Ponton, nuestro amigo creció en Venezuela, en la ciudad de Caracas. Eso le marcó “su alma”, con esa cadencia tan caribeña que tan bien plasma en sus poemas. En 1984 se traslada fuera de su ciudad para formalizar sus estudios académicos en los EEUU. Ingresa a la Universidad de Southern Indiana, donde se especializará en Administración Empresaria e Ingeniería Informática. Se verá atraído por una clase que le rumbeará hacia sus dones poéticos: Literatura Castellana, clase que estaba orientada a la Poesía. Fue la semilla en su alma apasionada, que con los años germinaría. Este poeta de exquisito versar, lleva cinco años sumido en sus letras llenas de amor e idílico arte. Le gustan los idiomas, por lo que nuestro amigo se da el gusto de expresar todo ese sentir en varias lenguas. Por supuesto, sin dejar de lado que Ramiro de 44 años, tiene otras aficiones como la informática y artes gráficas que comparte con su vida privada y su profesión. Experto en las nuevas tecnologías, se desempeña como contratista de informática independiente, en el área de comercio cibernético y bases de datos. En la actualidad reside en Huston, Texas. Ya hemos conocido la faceta de Ramiro, hombre y trabajador, ahora les invitamos a conocer a Decorusvox, seudónimo bajo el que Ramiro expone su magnífico trabajo literario en el portal de QQML.
He aquí algo de su obra.
Preludio de un Beso
¡Oh! Adicción a estas sensaciones
que al verte no puedo evitar
es que al vislumbrar tus bermellones
me derrito por besarles y con mi lengua probar.
Eres el delirio de estas canciones
eres el deseo que me puede, y me quiero deleitar
en tan solo sentir este cóctel de emociones
al percibir tu aroma y tu aliento desear.
Es que me acerco en prudente distancia
es que no puedo más con estas ganas
de probar tus labios de dulce opulencia
ahogándome en mis ideas profanas.
Con excusas y palabras me acerco para apreciar
esa hipnotizante belleza que me tiene prisionero
esa dulce aroma de tu piel me hace embriagar
y el silencio se apodera de nuestras bocas primero.
Acercándonos, oímos nuestros corazones palpitar.
En ese instante ver nacer el sol de tu boca
quemando mis ojos con su destello hirviente