PRIMERA AVENTURA
Mi nombre Don Juan,
de profesión licenciado.
Mas cansome manejar legajos
y dijeme apriesa...
He de dedicarme a la aventura
y de aquesta guisa,
que deseome un día buscar fortuna
y sobre campos de Castilla
dirigí avieso mi cabalgadura.
Noches de porfía y desvelo,
noches de frío de perros
hasta llegar a estos los Toledos.
Entrome por la puerta de Cambrón
hasta posar mis huesos en Zocodover
y allí pareciome una linda dama ver
y postré mis rodillas en tierra
diciendo: ¡Dulce Dama de mis desvelos!
Aqueste caballero que se postra a sus pies
desea haceros su Dama cuan en su día Dulcinea
por otro sin par fue proclamada.
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Mirome con despecho
de arriba a abajo, en ancho y estrecho.
Yo palpitaba del deseo que su boca me trovara
y ¡Zas! En un momento me gritó, más que susurro, aireada:
¡Tú de qué vas tronco! ¿Pero qué dices tío pellejo?
Alcé pertérrito la mirada...
¡Pardiez, si tiene barba!, me dije para los adentros.
Recogí maltrecho mis armas
y regrese a mi aldea, a lo más oscuro de mis aposentos.
Y ahora de nuevo entre legajos,
a veces levanto los brazos y exclamo:
¡En qué malsano tiempo nací!
¿O es que nací en otro momento?
Yo quisiera aventuras, romances, porfías...
Más, desventurado momento que no se alcanza
gloria alguna tomando la caballería,
ni por supuesto, jugando a ser caballero. |
