Como he dicho en otras oportunidades, soy figurita repetida en este medio por lo que no les aburriré con mi biografía. Sería demasiado abusar de su bondad y paciencia. Lo que sí, les diré a quienes no me conocen, que en los primeros números de ZK 2.0 donde aparezco, figura una especie de historia sobre mí. Pero en esta ocasión solo les contaré, que además de escribir en webs dedicadas a escritores, en Zona Keidell y en mi blog personal, colaboro en la edición de esta revista, por lo que se justifica que no los hostigue más con mi presencia.
Como algunos ya habrán visto, en el número del mes de abril, empecé publicando la primera parte de un relato que consta de cuatro entregas. En los dos números anteriores, no la continué lo que suscitó alguna queja. Pido disculpas por ello. A continuación paso a dejarles la segunda entrega y el enlace de la primera, para quienes deseen enterarse del principio.
http://www.keid.host22.com/zk7/paginas/escritores_zeltiag.php
http://elmundodezeltia.blogspot.com/
http://keidell.hightoxic.com/zeltiag-f31/
SOLA, INMÓVIL Y CON “ESO” ASECHANDO... II
Quiten esa luz de mis ojos... ¿no se dan cuenta que me hacen daño? ¿Pero quién es el gracioso? Es cierto... ¿dónde estoy? ... ¡Las escaleras!....
Una potente luz alumbrándome directo a los ojos, eso era todo cuanto percibía del entorno. No podía mover las piernas, salvo que ahora el dolor estaba centralizado en la zona lumbar. Con alegría comprobé que empezaba a mover mis brazos y manos, pero todavía con cierta torpeza.
Vino a mi mente el recuerdo de la tremenda caída y desistí de hacer movimientos bruscos. Me quedé quieta, necesitaba tranquilizarme y aclararme lo suficiente para averiguar dónde me encontraba. Respiré hondo. El aire era frío y húmedo. Un olor acre, casi denso me llegó hasta lo más profundo, resultándome muy familiar.
Era el típico tufo a humedad y encierro del que solía renegar, cada vez que limpiaba el sótano de casa. Ciertamente estaba allí. Pude reconocer el origen de esa luz. Provenía del Spot halógeno, que era muy potente y desde su trípode me tenía cegada.