A un lado está la pantalla especial donde un personaje animado, la presentadora virtual Robita, nos da la bienvenida y nos hace un resumen de todo lo que veremos. Es simpática y, lo mejor de todo para los no gallegos, habla en español. Tranquilos, toda la visita es en español, si bien tenemos la opción en alguna pantallas de ver la información en gallego u otros idiomas, por supuesto.
Esto es lo que podemos ver en el resto de pantallas de dicha sala. En una de ellas tenemos bastante información general sobre la comunidad autónoma. El aspecto llamativo a nivel tecnológico es que se trata de pantallas táctiles, muy fáciles de usar y entretenidas, como una serie de tres monitores donde se nos deja manipular unos puzzles o la pantalla que simula una fuente y las ondas en el agua al caer las gotas. Y en el caso de la pantalla especial, hay que usar gafas 3D para verla correctamente.
Una vez que el visitante ha visto y probado todo esto, llega el momento de pasar a la montaña rusa virtual, también usando las gafas 3D. Señoras y señores, mantengas brazos y piernas en los asientos.
Aquí vemos de nuevo a Robita, que nos instará a ponernos cómodos en los asientos. Ya a primera vista se nota que no son comunes y corrientes. Poseen un mecanismo a base de aire comprimido que mueve continuamente cada asiento a medida que avanza el programa de la montaña rusa.
En cuanto nos sentamos, empieza la proyección 3D y nos movemos por todo el casco antiguo de Santiago de Compostela y terminamos viajando por el interior de la Catedral, adentrándonos en una ficticia caverna llena de lava donde caemos hasta finalizar la proyección… todo eso mientras los asientos nos zarandean de una lado a otro.