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Escritores
Guadalupe Sosa de Hull
 
 

ariscos, indomables e inalcanzables.
Pero algunas veces, las palabras son
parvadas de gaviotas  y con ellas,
saco pescados sorprendidos y aleteantes.
Algunas otras, son orugas tragonas,
concentradas, diligentes,
infinitas en su masticar y masticar.
Entonces sé que, con paciencia y tiempo,
tendré delicadas mariposas multicolores
para sembrar el prado de mis poemas.

SHOCK
Shock- Choque.
Fuerte impresión, conmoción.
‘Shock cultural’  lo llaman
los entendidos de esos menjunjes.
Yo sólo sé que, de repente,
se me esfumaron los aromáticos pinos
de los cerros conocidos y amados.
Las sonrisas automáticas, instantáneas;
esos saludos naturales que, sin palabras
decían hola, te veo, bonito día,
que me salían casi sin sentir.
No hallaron el eco de antaño,
rebotaron en espejos ciegos.
La gente caminaba con una coraza
circular, invisible, gélida y desarmante,
llamada espacio personal.
Mis instintos tensos, cual hilo de acero,
trasplantada en aras del amor,
huérfana de los signos y símbolos familiares.
Lo llaman Shock cultural.
Ésta medio muerte vestida de ansiedad,
que te hace sentir aislada, confundida,
deprimida, exhausta y solitaria...
Culturalmente desorientada...
Silenciosa.

 

RECUENTO
Recuento de tu vida, mi señora.
Déjame enumerar y escudriñarte,
setenta y cuatro años, muy vividos.
Con gran reverencia por la vida.
Con arrojo, tesón y valentía.
Cuatro medios hermanos, adorados.
Sin distinción. Amados por completo.
Tus estaciones de trabajo llenas;
joven y fuerte, con pasión te entregas.
Un amor que se volvió tu presente.
Tu “por siempre”, tu cruz y tu corona.
Inescapable jaula ambivalente.
Rosario de diez hijos, tan diversos;
planetas de tu galaxia florida;
tus flores, tus árboles y tus plantas.
Tu jardín de verano bendecido.
Tus veintitrés nietos, adorados,
Tu amor por animales que te encantan;
tres bisnietos que te alegran la vida,
tu otoño que te ve despabilada.
Millares de recuerdos que te acechan.
Tú no sientes el paso de los años,
ni de horarios, de jefes, ni carreras.
Tu profesión: ser madre, mucha madre.
Que alumbra nuestras décadas enteras.
Desde el centro de mi vida,  yo cuento:
El recuento de tu vida, mi señora.

 
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