Mejor no. O... mejor sí! Y así estaba yo, en ese titubeo hasta que decidí tomar de nuevo el teléfono.
Otra llamada, pero esta vez no respondió. Solo sonó y me mandaba al buzón de voz.
“Hola soy tu esposa, solo para saber si estés bien”. Y colgué.
Me quité toda la ropa y me puse cómoda para esperarlo en la cama. Esperaba escuchar como otras veces, el sonido de las llaves que siempre me gustaba distinguir, pues era el momento que estaba siempre esperando.
Ya mi desesperación fue tornándose un poquito más en enojo, me preguntaba por qué no llamaba. ¿Adónde habrá estado? ¿Acaso había olvidado otra vez a su esposa que lo esperaba como tantas veces?
Cuando al fin escuché el sonido de las llaves eran casi las dos de la mañana. Hice a un lado las cortinas de la gran ventana para ver el estacionamiento, que también se visualizaba perfectamente y, efectivamente ahí estaba su carro.
Sus pasos se escucharon cuando se acercaba cada vez a la puerta, cada paso que daba, era un alivio, unos pasos donde yo respiraba sabiendo que estaba bien y que nada le había pasado. Pero después de ese alivio, me sentía defraudada y menospreciada, ese sentimiento de indignación al percatarme de que no le importaba llegar pronto junto a mí. Pero, ¿por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Seré tan fea para que no le dé gusto llegar?
Al fin, lo tenía frente a mí.
—Hola. Mira otra vez llegaste tarde... ¿Por qué? (Ahora mi voz era dura e indignada. Sin embargo, era inevitable sentirme atemorizada, pues no quería empezar un pleito).
—Estaba en el negocio… ya sabías.
—Sí, pero me dijiste que ibas a llegar temprano y me preocupé, ¿por qué no me hablaste?
—¡Porque ya sabías donde estaba! ¿Oye que pasa contigo? ¿Por qué te pones así? ¡Bien sabes dónde estaba! Lo que pasa es que eres una inútil y no entiendes que tengo cosas que atender en el negocio.
—¿Hasta las dos de la mañana?
Todavía cierro los ojos y siento ese dolor en el estomago cada vez que me humillaba insultándome. En mi casa mis padres nunca permitieron que mis hermanos me dijeran una mala palabra, era prohibido decirme algo como eso.