
Paséate por las calles de tu ciudad y mira bien el quiosco. Probablemente, los que tengamos cierta edad nos acordaremos perfectamente de unos cuentos infantiles que seguro que traen entrañables recuerdos a más de un padre y sobre todo a los abuelos. ¿Nos transportamos, en un abrir y cerrar de ojos, al corazón de nuestra infancia
? Si me acompañáis podríamos hacer un recorrido por nuestra memoria gráfica y recordar rápidamente aquellas ilustraciones que han pasado por nuestras mentes infantiles: de forma panorámica recuerdo unos dibujos preciosos que no me cansaba de mirar, historias muy sencillas... ¡Un libro ha de entrar por los ojos!
No sé si consciente o inconscientemente, pero cómo madre sigo al pie de la letra los consejos de mis padres, ellos leían y yo también quería hacerlo, me leían cuentos cada noche antes de dormir mostrándome que leer es una actividad emocionante; historias y aventuras que ahora y siempre compartiremos del mismo modo con nuestros hijos y nietos.