Metrópolis, también conocida como Metrópolis de Osamu Tezukad
Estrenada en 2001, ésta es una película de ciencia ficción futurista, aunque con un marco social típico de mediados del siglo XX, ayudado por el estilo retro del dibujo y la banda sonora de jazz. Está basado en el manga del mismo nombre publicado por Tezukad en 1949.
La historia gira en torno a una gran torre recientemente construida, el Zigurat, cuya inauguración se plasma al principio de la película. Desde el principio se percibe una sociedad plutócrata, es decir que los ricos tienen el poder y gozan de todas las comodidades posibles a costa de una inmensa mayoría que debe vivir y someterse a ellos y sus leyes. Concretamente, con ricos me refiero a un personaje en particular, Duke Red. Este hombre está al frente de lo que podría llamarse una mafia: una organización peligrosa y parcialmente secreta, cuyas actividades delictivas son conocidas por todos pero la falta de pruebas los hace intocables. Su hijo adoptivo, Rock, a menudo se hace cargo de los trabajos sucios, casi siempre sin el conocimiento de Duke Red.
Además, esta sociedad convive con una extensa gama de robots de todo tipo: desde robots detectives hasta robots encargados de los residuos. No tienen derechos y están limitados a hacer únicamente lo que se las ha asignado, a riesgo de ser eliminados si incumplen las normas.
Como decía antes, el Zigurat es el centro de todo, porque por medio de esta torre, Duke Red pretende que el control que tiene él sobre Metrópolis pueda ser ampliado a todo el mundo… pero ya no será él el que lo controle todo, sino uno de sus más valiosos encargos a un loco de la robótica. Tima es el nombre del nuevo androide, hecho a imagen y semejanza de la hija muerta de Duke Red. Con sus capacidades podrá gobernar por medio de la tecnología a toda la humanidad, o eso era lo que Duke Red pretendía.