Volvió una y otra vez indiscriminadamente cometiendo cada vez peores errores. Finalmente, después de su último salto en el tiempo, se encontró con una horrible realidad: su amigo Kōsuke y la nueva novia de éste, la habían sustituido a ella en la bicicleta, precipitándose a la muerte que ella debió tener.
La música acompaña a la desesperación de Makoto en toda la película, que aunque puede hacerse un poco larga, merece la pena verla. No posee esa típica filosofía fantástica japonesa que se podía ver en El castillo en el cielo, ni la crítica social de Metrópolis, pero contiene un alto grado de razonamiento interior sobre la ética de los viajes en el tiempo. Su final también es bastante diferente a las dos películas anteriores. Metrópolis puede resultar muy triste al final, por la muerte de Tima, El castillo en el cielo nos presenta un final alegre y feliz, muy satisfactorio sin duda. Esta película de saltos en el tiempo nos da un poco de todo. Y explico por qué.
Finalmente se descubre que realmente la nuez no era para ella. Era otra persona quien la necesitaba para volver a su tiempo, un tiempo futuro y sombrío para la humanidad, un tiempo del cual cualquier viajero en el tiempo desearía escapar. Ahora estoy hablando del otro amigo de Makoto, Chiaki. Su amor por el arte y la naturaleza le hizo volver al pasado con la intención de ver un cuadro que en su tiempo se había perdido. Este cuadro lo estaba por presentar la tía de Makoto en el museo en el cual trabajaba
. Chiaki pasó todo un semestre esperando a ver por fin ese cuadro, pero el incidente con Makoto le dejó sin opciones. Chiaki usó su último salto para salvar a Kōsuke y a su novia de la muerte.
¿Un final feliz? Al volver Chiaki en el tiempo, Makoto recuperó su propio último salto. De este modo volvió a antes de su primer salto, cuando Chiaki aún tenía la posibilidad de volver a su futuro.