La chica que saltaba a través del tiempo
Ésta es de hecho mi preferida entre estas tres, además de la más nueva.Se estrenó en 2006 y está basada en una novela Toki o Kakeru Shōjo (que se podría traducir como la joven que se lanzaba a través del tiempo) de Yasutaka Tsutsui, de la cual además podría considerarse como una especie de secuela. La temática parece bastante clara: viajes en el tiempo. La historia trata de una joven de instituto, Makoto Konno, que estaba muy lejos de ser la estudiante modelo. Era despreocupada, llegaba tarde a cualquier actividad… lo que más le gustaba era ir al campo de baseball a jugar con sus dos mejores amigos: Kōsuke Tsuda, un joven intelectual y tranquilo, un buen tipo, y Chiaki Mamiya, quien se mostraba como un chico alegre, despreocupado como su amiga y enamorado de ella, aunque en secreto estaba profundamente maravillado por el arte y la naturaleza.
La historia comienza con Makoto llegando tarde a clase como siempre. A medida que avanzaba su día, iba descubriendo que nada podría irle peor, la mala suerte se había apoderado de ella: errores en clase de cocina, exámenes sorpresa para los que no había estudiado, golpes monumentales, caídas estúpidas, etc. Pero todo cambió cuando antes de irse a su casa, encontró una nuez un tanto especial. Por culpa de un susto, tropezó y cayó sobre ella, activando su poder. Sin saber qué le había ocurrido, decidió volver a casa. Por desgracia, mientras bajaba una cuesta pronunciada en bicicleta descubrió que sus frenos estaban rotos. Al final de la cuesta le esperaba una muerte segura en las vías del tren. Desesperada, se vio chocando contra las barreras y cayendo de bruces a las vías, justa delante de un tren que no iba a parar.
Así empieza su travesía a través del tiempo, justo en el momento preciso para evitar su muerte. Como haría cualquiera, comenzó solucionando todos los problemas que había tenido durante el día. Consultando con su tía sus dudas éticas sobre el viaje en el tiempo, fue complicando su vida cada vez más a medida volvía al pasado a cambiar pequeños detalles del mismo día, sin saber que había un número determinado de saltos tras lo cual perdería la habilidad para siempre.