Después de ver solo el primer filme de Saw (no fui capaz de ir a por más); algunas con interminables sagas y remakes, como las de Jason o Fredy Krueger; otras que con una bastaba y de sobra... como El barco fantasma, Silent Hill, aunque de ésta tuvieron el coraje de una continuación. En fin, creo que antes la gente era demasiado tierna u hoy tenemos la sensibilidad cauterizada. Los tiempos cambian, pero en ese género los realizadores han perdido el norte. Han convertido el Séptimo Arte en una competición de derrames de hemoglobina, destripes, sexo desaforado..., sin embargo en contenido: “cero”. Ha perdido el sentido de aterrorizar con genialidad, al tiempo que alimentan el morbo y el asco de los espectadores. Veremos qué puedo sacar de la galera, para los que no conocen mucho del cine de antaño y regalarles un poco de nostalgia a los que crecimos con él. Hablaré de tres géneros: cine mudo, terror y clásicos de suspense.
En la categoría de cine mudo. Un hombre que su imagen daba pena, por su cara de pobre infeliz y los infortunios por los que siempre pasaba: Buster Keaton. Quizás su nombre no sea tan conocido como Charles Chaplin, sin embargo su capacidad de actuación fue destacada.
Joseph Francis “Buster” Keaton (1895-1966) Actor, guionista y director norteamericano. Su peculiaridad era el humor a partir de las proezas físicas que realizaba, que acompañaba con absoluta inexpresividad, lo que le valió el mote de “Cara de piedra”. Buster Keaton o Pamplinas, como se lo conoció en España, tuvo sus orígenes en el “vaudeville”, de una familia de malabaristas y actores de teatro ambulante. El mismo Harry Houdini, su padrino, fue quién le diera el apodo de Buster..., “el destructor” en español, cuando contando con solo tres años, cayó por unas escaleras sin sufrir el menor daño. Se empezó a interesar por el cine en por el año 1917, pero será del 20 al 27, que rodará sus mejores filmes, que lo llevaron a ser uno de los comediantes más famosos, junto con Harold Lloyd y Charles Chaplin.
Entre los filmes que demostró su capacidad histriónica, además de su habilidad física, fueron:
Una semana; La mudanza; La casa eléctrica y El gran espectáculo. Las tres edades (1923), La ley de la hospitalidad (1923), El navegante (1924), El moderno Sherlock Holmes (1924); Las siete ocasiones (1925); El maquinista de la General (1927) o El héroe del río (1928).