Para una madre, el que una adolecente tenga un carro, representa un riesgo. Más allá es del papeleo y todo lo que se paga por mantenerlo. Ella no pensó en la preocupación para mí. Gran parte de las víctimas en los accidentes graves en las carreteras, son adolescentes.
Los jóvenes pasan por estas crisis. Por supuesto que están en su derecho de querer volar, es parte de la vida. Pero somos nosotros los padres, los que debemos ver si ese vuelo no será para su propio perjuicio. Debía insistir, tratar de que razonara, por lo que seguí cuestionándole...
-Hija, así que piensas que eso sería bueno para mí...
- ¡Claro!
- ¿Y tu seguridad? Sabes que los jóvenes son quienes tienen un mayor porcentaje de sufrir accidentes mortales. Piensa en la gran preocupación mía, estando lejos... ¿y si te sucediera algo, cómo podría vivir? Sabes que en cualquier momento me podrían llamar y no podría ir de inmediato, ¡pues estaría a doscientas millas de ti, hija! –Volví a la carga, pero esta vez, tratando de llegar a una conciliación.
-Melly, ya te dije que el carro lo tendrás cuando estemos juntas. Claro está, siempre y cuando estés bien en tus calificaciones y que realmente sea necesario, no de capricho.
-¿Y cuándo será eso mamá? ¡Me lo repites cuando tengo problemas y nunca cumples!
Por un momento, sus palabras taladraron mi pensamiento. Tiempo atrás, iba a solicitar el retiro en mi trabajo, pero tuve que decidir entre darles lo indispensable como mamá o cubrir sus necesidades, es decir la subsistencia. Una decisión difícil, que me tuvo muy tensa. Lo que más quería en la vida, era estar con mis hijas.
-Ya... -Prosiguió Melly-, ¿para qué quiero tenerte más adelante, si cuando estoy pasando lo peor aquí no estás? No quiero vivir en la casa donde estoy viviendo. A veces me pregunto ¿para qué vivo?
Al escuchar esas palabras, el corazón me dio un vuelco. Pude sentirlas como un arma que me apuñalaban en el centro de mi estómago, mientras las lagrimas me brotaron sin poder contenerlas.
-¿Cómo me dices eso mi amor? Si por eso estoy aquí, para tener lo suficiente y darte lo necesario. ¡Piensa en algo positivo, por favor! Fíjate cuantas personas quisieran tener el apoyo que tú tienes.
En ella no cabía razón alguna. Su frustración por estar donde no quería, no le dejaba pensar con claridad. Pero no era eso solamente...