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Ciencia y tecnología
por Ramón Cid
¿Es necesario renunciar a la construcción del ITER?
 
 

Pero el reto tecnológico es enorme. La temperatura necesaria para crear las condiciones de fusión es del orden de 150 millones de grados, siendo necesario confinar el plasma de Deuterio y Tritio mediante grandes campos magnéticos (centenares de miles de veces mayor que el campo magnético terrestre) creados por corrientes superconductoras. Para crear estas corrientes se precisan temperaturas de -270 ºC (270 grados bajo cero) en los cables que rodean la cámara de fusión, a la vez que en su interior la temperatura tiene que superar los 100 millones de grados. La energía de fusión es llevada por los neutrones hasta las paredes internas de la cámara para ser después extraída por diferentes sistemas de intercambio de calor (ver figura). El vapor de agua generado por ese calor debería en un futuro reactor comercial mover la turbina que haga que un alternador genere la electricidad.


La maqueta del reactor ITER en Cadarache

Se puede ver más detalle del reactor en la infografía de Consumer.es [4] o en el sitio web de la European Fusion Development Agreement [5]. Aún así, la dificultad mayor consiste en desarrollar materiales capaces de resistir de forma durable las condiciones de irradiación por los neutrones que se generan en la fusión (ver apartado anterior).

PLAZOS Y COSTE

Aunque es difícil hacer pronósticos (todos los anteriores sobre proyectos de fusión fallaron) la producción a gran escala de electricidad no llegará hasta el último tercio de este siglo. Para empezar, el inicio del programa sufrió varios retrasos, y recién iniciado este año no parece que puede estar totalmente construido antes de finales de 2019. Los años siguientes serán dedicados a realizar pruebas y test, y no se prevén las primeras reacciones de fusión antes de 2026. ITER no producirá electricidad, siendo esta tarea asignada a su posible sucesor, DEMO, hacia 2040.

 
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