Escritores
Canopius
 
 

¿Qué más te iba a decir? Ah, sí. Había pensado que antes de nada debería pedirte disculpas por haberte sorprendido, porque habrás empezado a leer este improvisado manuscrito más o menos convencido de que alguien se lo dejó olvidado en el cajón de la mesilla de tu camarote. Permíteme adivinar…, debes haber leído el título y has pensado: estas van a ser las notas de algún colgado que se ha pasado unas cuantas noches con el ojo pegado al telescopio cartografiando la luna por algún motivo que se te escapa. Después, has abierto el taco por cualquier parte y como aquí no has visto gráficas ni ningún dibujo, cambiando de idea te has puesto a elucubrar: ¿un almanaque de efemérides, como el que solía estar colgado en la pared de la cocina de mi abuela con la predicción del tiempo, el santo del día y unos cuantos chistes? Pues no, no es eso ¿es qué no sabes que la meteorología y la agricultura ya no se vaticinan ni mirando al cielo ni consultando ningún calendario?

Entonces, si no es eso, echando otra ojeada al título quizás te has planteado otra posibilidad: ¿no será la historia de un amante enamorado y sus últimos anhelos transformados, gota a gota, en un delirio de mucho amor, justo antes de arrojarse al mar?

¿De verdad has pensado eso? ¿Pero de dónde vienes? −Si por aquí debe hacer ya más de un siglo que nadie se tira al mar por semejante majadería y mucho menos se toma la molestia de escribirlo.

¿No se tratará entonces −reconoce que esto también se te ha podido ocurrir− del memorando secreto de una de esas sectas esotéricas de los iluminados del antepenúltimo día, anunciando el advenimiento de una nueva era de catástrofes, a propósito de la conjunción de no sé cuántos planetas en el cielo? Sí, un texto hermético y muy secreto, un manuscrito único con el anuncio del fin del mundo o algo todavía peor ¿Crees que se lo van a dejar olvidado dentro de un cajón?

Por otro lado, como cualquier otro científico de élite, un astrólogo que se precie, antes de anunciar los fastos y nefastos, realiza un sinfín de cálculos ya contrastados, siguiendo métodos muy rigurosos y casi siempre tan complejos que ni él mismo los entiende, por lo que necesita anotarlos para que no se le olviden y como aquí casi no hay números, ni fórmulas cifradas, ni cosas extrañas, pues tampoco va a ser eso.

Ahora que lo pienso ¿cómo voy a saber lo que te has llegado a imaginar?

Sin embargo, y aunque antes de ponerte a especular hayas tomado la precaución de echarle un vistazo a todo esto escudriñando unas cuantas páginas, por mucho que te empeñes en pronosticar, te aseguro que no es nada parecido, porque aún siendo una especie de libro, tiene mucho más que ver con otro tipo de texto, generalmente de autor desconocido, que casi nadie lee aunque alguno de ellos sea de lo más sublime.

 
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