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Ciencia y Tecnología
por Ramón Cid Manzano
El misterio de la antimateria
 
 

Por supuesto, hablar de materia y antimateria, o de normales y contrarias, es una mera cuestión de gustos. Es como decir que el antinúmero del +3 es el -3; pero podemos decirlo exactamente al contrario: el antinúmero del -3 es el +3. En principio son igual de probables, y no debería haber privilegios para una clase o la otra.

El misterio ya está servido. Si son igual de probables y se aniquilan entre sí, y como resultado del Big Bang se crearon en igual proporción partículas y antipartículas, el universo resultande debería ser muy distinto al que tenemos.

Deberían estar aniquilándose dando lugar a fotones gamma, que podría a dar lugar a una pareja partícula-antipartícula que saldrían en direcciones opuestas para aniquilarse con otras, y vuelta a empezar. Sin embargo, es evidente que el universo no está funcionando de esa manera (afortunadamente). Este es el misterio a resolver.

En 1932 la primera de esas partículas contrarias fue detectada por Carl Anderson. Fue la antipartícula del electrón que fue llamada positrón (o antielectrón). En 1955 Emil Segre y Owen Chamberlain descubrieron el antiprotón, mientras que en 1956 Cork y Lambertson descubrieron el antineutrón.

Leon Lederman en 1965 detecta el antideuterón (un antiprotón y un antineutrón formando una única entidad) y en 1969 Prokoshkin detecta el antihelio-3 (dos antiprotones y un antineutrón unidos). El CERN –del que hablaremos más tarde- en 1996 anunció que fabricaran 9 átomos de antihidrógeno, es decir un átomo formado por un positrón que gira alrededor de un antiprotón. Fue el primer antiátomo fabricado [2].

Precisamente, el comportamiento antagónico entre partículas y antipartículas (materia y antimateria) que se aniquilan para dar lugar a energía en forma de luz gamma, ha dado pie a que el CERN haya aparecido en novelas (y películas) que se han convertido en “best seller” en los últimos años: “Código Da Vinci” [3] y “Ángeles y Demonios”[4].

Esto es ciencia-ficción, pero el mundo de las antipartículas es absolutamente real, y todos los días en los hospitales se realizan diagnósticos basados en técnicas que usan los positrones (las antipartículas de los electrones), en lo que se conoce como Tomografía por Emisión de Positrones (PET).

En el acelerador de partículas Fermilab de Chicago, antiprotones se hacen chocar con protones desde hace muchos años, y en esas colisiones del Fermilab, y sobre todo em las del LHC, por cada nueva partículas creada aparece su antipartícula correspondiente también.

 
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