Con un equipo de bailarines inmejorables y un grupo de actores que no solo interpretan, sino que bailan y cantan, la obra no podía estar mejor. La coordinación de todos los protagonistas y los bailarines era increíble. No podían ir más acordes.
Las piruetas y acrobacias que hacían en un espacio tan reducido eran dignas de admirar. No es que el escenario fuera especialmente grande. Pero lo justo para el decorado y las interpretaciones. Las canciones eran las exactas para cada escena y las versiones que los actores hacían de ellas eran más que aceptables.
Quizá la única pega que tiene es el precio de las entradas. La vista era buena si estabas en el centro. Si te tocaba a un lateral, se puede decir que te perdías un trozo de la acción cuando esta se desarrollaba a un lado del escenario. Y no se puede decir que todo transcurriera en el centro porque no lo hacía. Y si pagas el precio que tiene, es para ver la obra, al poder ser, entera y desde cualquier ángulo.
Pero por lo demás, la gente podía bailar y cantar mientras disfrutabas de la obra y no sólo eso sino que los intérpretes te animaban a cantar con ellos.
Una obra, que a mi parecer, merece la pena. A sí que los que tengáis un hueco, un viajecito a Madrid, 50 € para un asiento razonablemente bueno y a disfrutar de los éxitos de los 40 principales
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