Escritores:
Woldemort
 
 

—Muchacho, que no molestes a tu familia, están sufriendo.
— ¿Sufriendo? ¿Cómo se atreve? —Contesté irritado—.
—Y con mucho miedo. —Volvió a afirmar—.
—Me parece que se ha vuelto loca, Sra Vieites! —Acerté a decir—.
Ella se sonrió con mi comentario. Y se levantó de sofá.
—Yo no estoy loca, y siento decirte que tú, querido vecino... Estás muerto! —Dijo—.
—¿Muerto? ¿Yo?... ¡Loca, definitivamente está..., loca!  —Asesté—.
—Me di la vuelta y marché de la habitación con paso firme.
— ¡¡¡Espera!!! ¿A dónde vas?  —Preguntó—.
—¿Cómo que a donde voy? ¡A mi casa! —Dije—.
— Hijo, ¿no te acabo de decir que no los molestes más? — Preguntó—.
—Tienen miedo! —Continuó—.
—¡Vieja loca! ¡Que yo no estoy muerto! ¡Siga con sus tareas! ¡Buenas tardes! —Concluí—.
Atravesé el pasillo buscando la salida y vi, que alguien me estaba esperando en la puerta de la entrada.
—Con esta tormenta vas a necesitar un paraguas, —dijo con sarcasmo—.
—¿Señor Vieites?  Usted... Usted... ¡Yo fui a su funeral! —Titubeé—.
—¡Y yo, al tuyo! —Contestó—.

 

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